Las Jornadas en la prensa
Jornadas de
Arquitectura y Paisaje. 21, 22 y 23 Junio Santander 2018
LA
ARQUITECTURA TRADICIONAL
Han finalizado las Jornadas de Arquitectura y Paisaje que se vienen realizando anualmente en Cantabria organizadas por la Asociación
Tajamar en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria y
las Consejerías de Educación y Cultura y la de Medio Rural del Gobierno de
Cantabria. En esta ocasión también ha participado el Instituto de Patrimonio
Cultural de España. Dentro del Año Europeo del Patrimonio Cultural el lema de
estas Jornadas ha sido Arquitectura
tradicional. Teoría y práctica para su conservación y restauración.
En
la presentación inicial se llamó la atención de los riesgos que amenazan los
centros históricos de las grandes ciudades: el desbordante flujo de visitantes
sobre Barcelona o Madrid está acosando el equilibrio monumental y social de los
barrios que los soportan. Un ejemplo paradigmático es Venecia: con el
incremento del flujo de turistas (30 millones visitas/año) y la intrusión de
los gigantescos cruceros al borde de la ciudad, ha superado los límites que “la serenísima” puede
soportar en su delicado equilibrio ambiental y monumental. La situación ha
obligado a limitar el acceso del número de turistas y a cuantiosas inversiones
medioambientales y de conservación y restauración; Venecia “muere de éxito”. Y
eso sucede no solo en las grandes ciudades pues si observamos las tensiones en
lugares de nuestras costas o de algunos parajes naturales podemos entender la
generalidad del problema.
Fuera
de las grandes ciudades en el medio rural, la población abandonó sus lugares de
origen y paradójicamente se produce el efecto contrario a lo descrito para las
grandes ciudades: el campo se desertiza y la falta de población y de recursos
amenaza el mantenimiento de un riquísimo patrimonio cultural y natural.
Este
es el marco en el que se desarrollaron estas Jornadas de Arquitectura
Tradicional que han tratado de conocer, entre otras cuestiones, cuál es la reacción de las diversas cartas, convenios
y recomendaciones de organismos internacionales sobre la protección de los bienes culturales. La Declaración del
Foro de Davos (2018) es el último eslabón de una serie de Tratados y Convenios que, desde el
concepto único de protección del “monumento”, se incorporan sucesivas
ampliaciones conceptuales como el entorno, la historia, el paisaje cultural, el
patrimonio inmaterial, la participación pública para, finalmente, este año con
la celebración del Año Europeo del Patrimonio Cultural, proponer una visión
“integral”, holística dicen, para la intervención en el patrimonio cultural
como eje del desarrollo económico y social.
Un
intento de visión integral es la observación interdisciplinar de una parte del
patrimonio como lo es la arquitectura tradicional.[1] Estas Jornadas han
permitido acercarnos al patrimonio tradicional desde las ponencias de
especialistas en la geografía, la arquitectura, la ingeniería, la antropología
o el planeamiento urbanístico, con la seguridad de que el conjunto nos
permitirá una visión nueva y diferente de la que cada una de la partes puede
ofrecernos.
Desde
la geografía hemos conocido aspectos fundamentales de la evolución de los
paisajes naturales hacia los paisajes culturales en la cordillera
cantábrico-pirenaica. Juan Carlos Codrón lo explicó con fenómenos históricos
aparentemente dispares como los cambios
de actividades, los incendios forestales con origen en nuevos usos agrarios o
las rutas de la Mesta que han ido modificando la morfología natural del
territorio.
Desde
un punto de vista antropológico María Roscales abordó el concepto de “espacio”
entendido como un escenario del despliegue de prácticas y dinámicas
socioculturales, el lugar “practicado”, identificado y que identifica, el lugar
cargado de sentidos para quienes lo practican y habitan. Abogó por la cultura
originada por la actividad y orientar la investigación de los estilos de las
viviendas como respuesta a un modo establecido de construirlas, que no ha
surgido con independencia del clima y el paisaje local. Finalizó con la
exposición del estudio del patrimonio inmaterial y las organizaciones usos y
costumbres sociales de un lugar de referencia, como es Tresviso, en Cantabria.
El
arquitecto José Cabrero explicó la relación de la arquitectura con la noción de
“lugar” a través de los tiempos y con diferentes ejemplos, incluso foráneos, edificados
en el valle de Iguña tales como, una ermita mozárabe y unas casas inglesas tipo
“cottage”. Utilizó diferentes extrapolaciones como el traslado de la imagen
formal de una torre medieval propia del lugar, a la arquitectura de una ciudad
como Madrid. Otro ejemplo fue el tratamiento de nuevos añadidos, resaltando el
“principio del segundo hombre” acuñado por E. Bacon, a una obra como la iglesia
de Ronchamp de Corbusier semienterrando los nuevos edificios ocultándolos de la
categoría visual del monumento.
En
cuanto a herramientas de información territorial del patrimonio cultural, el
Colegio de Arquitectos de Cantabria presentó, a través de su coordinadora la
arquitecta Mar Martínez, el diseño de una web interactiva con los diferentes
tipos de la arquitectura regional que resultó de sumo interés. El también
arquitecto Domingo Lastra matizó la diferente evolución de algunos municipios
que incluso en su inapropiada dinámica
urbana pueden contener recursos patrimoniales dignos de proteger.
Como
ejemplo de las figuras de planeamiento urbanístico de protección monumental fue
expuesto por Carlos de Riaño el Plan Especial de Protección de Liérganes que el
pasado año fue galardonado con el Premio Nacional de Urbanismo. El conjunto
histórico de Liérganes comprende los barrios de Mercadillo, La Costera, la
Rañada y la Ciudad Balnearia, con una curiosa estructura urbana, definida por
tapias de cierre de fincas y edificaciones levantadas en los siglos XVI, XVII,
XVIII y XIX que han protagonizado parte importante del Plan.
El
patrimonio industrial tradicional, fue expuesto por Luis Azurmendi que resaltó
la permanencia de modelos primigenios en la actualidad, como son las ferrerías
y los molinos, sin una adecuada protección. Explicó que este tipo de patrimonio
es, no solo testimonio de la vida cotidiana del trabajo, sino parte de la
historia de la tecnología y, por lo tanto, debe de protegerse con medidas
equivalentes a las del grado monumental. Para su restauración trató de trabajos
que están realizando sobre las máquinas y edificios como “la erosión” y los
“espacios sonoros”. Finalmente proyectó una pieza cinematográfica experimental.
Desmitificar parte de los mitos de la arquitectura popular
de siglos XIX y XX fue una de las intervenciones más llamativas por parte de
José Luis García Grinda: ni todas las arquitecturas “célticas” son prerromanas,
ni siquiera celtas, como sucede con las típicas pallozas. Tampoco toda la
arquitectura popular de Andalucía era blanca, más bien lo contrario, como
tampoco los tejados planos o inclinados responden siempre a condiciones
climáticas. Es una invitación a la revisión de estereotipos exagerados y, a
veces, interesados.
En
la última sesión se trató a un mayor acercamiento a la teoría y práctica de la
restauración.
El
arquitecto Annibal González de Riancho fue desgranando la restauración de
edificios y conjuntos monumentales según las teorías clásicas sobre
conservación y restauración. Ejemplarizó las consecuencias de las grandes
guerras que arrasaron gran parte del patrimonio arquitectónico europeo y que sus
restauraciones abrieron un cúmulo de falsos historicismos que este autor puso
en cuestión en una exposición muy documentada. Nuestros "monumentos", nuestro patrimonio -manifestó- son los conjuntos de arquitectura rural
que forman nuestros paisajes y nuestro trabajo también es rehabilitar pequeños
edificios, que no son grandes monumentos, pero que forman parte de un todo que
es nuestra riqueza arquitectónica y paisajística.
Por
parte del Instituto del Patrimonio Cultural de España se expuso el Plan
Nacional de Arquitectura Tradicional que fue relatado con minuciosidad y
precisión por la etnóloga María Pía Timón. Explicó los ámbitos de desarrollo en
los que se incluyen estos bienes y estableció una clasificación. Se
identificarán los riesgos y se desarrolló los aspectos metodológicos como los
objetivos y los criterios de actuación. Por último, se expusieron los programas
y líneas de actuación: programa de investigación y documentación; programa de
protección; programa de intervención y recuperación de los sistemas
tradicionales y, finalmente, el programa de difusión, transmisión y promoción.
Un análisis histórico-crítico cerró este
ciclo de las Jornadas con la intervención del arquitecto Antonio González Capitel que fue
desgranando las teorías de conservación en una hipotética aplicación a la
arquitectura tradicional. Niega la aplicación de la llamada “restauración de estilo” aunque
puede actuarse como una
“reconstrucción
arqueológica”; Expuso lo que llama restauración “analógica”, que
consistiría “en reponer lo nuevo con
cierta diferencia, claramente distinguible de lo antiguo, pero que no entra en
contraste con ello, sino que busca y consigue la armonía final”. Este mismo
criterio puede aplicarse a lo urbanístico y lo paisajístico. No disfracen - termino diciendo- la casa nueva de una casa vieja de aldea, pero intenten actuar con la
naturalidad, el sentido funcional y la elegancia de la arquitectura popular.
Como sesión práctica se realizó una excursión que titulamos arquitectura en piedra. Se visitaron
torres medievales, casas-palacio, iglesias y molinos de los municipios de
Arnuero y Bareyo que han participado también en el patrocinio de estas
Jornadas.
Luis
Azurmendi
Arquitecto
Presidente
de la Asociación Tajamar.
[1]
Arquitectura tradicional es un término equivalente a “popular” o vernácula pero
que mejora el criterio de espontaneidad asignado a lo popular estableciendo
analogías con otros tipos de arquitectura como la defensiva o religiosa.