miércoles, 22 de abril de 2015

Goya: de la alegría de vivir al sentimiento trágico de la vida
fragmento del libro La silueta de Madrid 
Luis Azurmendi y Angeles Gómez Carballo



    En una primera época su obra desprende un clima de optimismo en torno a las relaciones sociales en las orillas del río; romerías y juegos comparten diferentes estamentos sociales dentro de un ambiente de apertura y liberalización de las costumbres. Imágenes como “la pradera de San Isidro” son un excelente marco de estudio de la ciudad y los ciudadanos del momento.
     Después, con un brusco giro de los acontecimientos, retornó a los más oscuros episodios de una historia empeñada reiteradamente en impregnar de un sentimiento trágico los escasos momentos de modernización del país. Goya será testigo de aquellos acontecimientos a través de las “pinturas negras” o la serie de “los desastres”

     Todos estas imágenes y, sobre todo, los fondos paisajísticos de cuadros y tapices, son excelente base para recrear una interpretación de la silueta de la cornisa del Manzanares a finales del siglo XVIII tal y como se muestra en las siguientes páginas. En ellas se ha hecho un trabajo de interpretación paisajística relacionando la cartografía de Madrid en fechas próximas, como el plano de Floridablanca de 1785, pinturas reconocidas como el cuadro de La pradera de San Isidro.