domingo, 12 de abril de 2020

LEER UNA IMAGEN
Segunda crónica de confinación



Un grupo de mineros posan sorprendidos ante la cámara. Es un conjunto  desarrapado que se toma un descanso y relaja sus herramientas aún en la mano. Picos, palas y cestos, indican el tipo de trabajo en la mina: la extracción y acarreo del mineral de superficie, lo que nos indica  la mina donde están.
     Es una pausa en el duro trabajo de los mineros  que aparecen desaliñados con la mirada hacia la cámara en un mar de boinas que parecen todos iguales. ¿Todos?  No. Fijaros en el personaje del ángulo  inferior derecha: no mira a la cámara, mira al grupo; corpulento, barbudo, traje oscuro y sombrero bombín, tipo inglés, en postura de suficiencia y apoyado en un bastón. El sombrero delata otros mundos más cercanos a la City, a Inglaterra, donde se relacionan los hombres de negocios, los banqueros y los funcionarios. Del chaleco cuelga la cadena “leontina” de un reloj de bolsillo. ¿Qué hace aquí este personaje? ¿Vigila o es él quien ha ideado esta inverosímil foto?
     No es de extrañar ver el bombín y la leontina dado que, a la altura de a mitad del siglo XIX, ya estaban explotando las minas Compañías inglesas con un intercambio de modas y costumbres entre ambas oligarquías desde el vestido hasta la arquitectura.  Pero ¿y esa mirada vigilante ajena a la cámara?
     Aquí Ramiro Pinilla nos retrata magistralmente algunos personajes que ejercieron de capataces y fueron, además, administradores  de las minas, de los barracones o viviendas, de las tiendas y los comedores de los mineros. ¿Era alguno de ellos? El escritor les deja hablar:
“…Recuerdo bien cuando llegasteis con vuestras caras hambrientas…todos…suplicando un puesto en la mina. ¡Yo os lo di, yo os quité el hambre! Y lo hice en nombre de los dueños que pusieron en marcha estas y otras minas arriesgando su dinero, su tiempo, sus conocimientos, su futuro…No como vosotros que solo sabéis lloriquear, borrachos, en la taberna…Ellos tienen orgullo personal y honor…Dios les ha elegido para dirigir la sociedad y darnos trabajo a todos ¡A mí también! ¡A vuestro capataz también!